Inteligencia Artificial y Listas de Espera: Liberen los Datos

 

Por: Cristóbal Huneeus, director de Data Science de Unholster

La crisis de las isapres ha opacado un drama aún más crucial que afecta al sector de la salud en Chile, el cual enfrentan miles de personas a diario: las extensas listas de espera en los hospitales públicos, una de cuyas razones es la baja eficiencia en el uso de los pabellones. Mientras en Chile se hacen 3,3 cirugías por quirófano, en el Reino Unido se practican 5,1, de acuerdo con el estudio de la Comisión Nacional de Productividad (CNP) del 2020. Este problema se agrava constantemente y las consecuencias ya sabemos que son mortales. Un informe reciente del Ministerio de Salud indicó que, en 2022, más de 44 mil personas fallecieron mientras esperaban atención.

La pregunta es: ¿Cómo avanzamos hacia una solución? Además de las recomendaciones de la CNP, un camino son datos, inteligencia artificial y tecnología. La ACHS presentó en Enade 2023 una propuesta para resolver el 90% de las listas de espera quirúrgicas no GES, con un costo de 520 millones de dólares en tres años, lo que implicaría, aproximadamente, 302 mil procedimientos. Un aspecto clave de su propuesta es mejorar la contactabilidad de los pacientes. Iniciativas como CERO, una startup de salud que utiliza inteligencia artificial para automatizar el contacto con pacientes a través de WhatsApp, confirmando así sus citas y reagendando en el caso de que no puedan asistir, son pasos en la dirección correcta.

El Estado juega un papel fundamental en este desafío. La falta de datos públicos para comprender las causas de las inasistencias y perfiles de los pacientes más propensos a faltar a sus consultas y operaciones es un obstáculo importante. La creación de una amplia base de datos de pacientes (respetando la anonimización y privacidad) y que sea pública, podría permitir el desarrollo de modelos de inteligencia artificial, adaptados a cada hospital, que prevean con mayor precisión la asistencia de los pacientes, optimizando la gestión de recursos. El Estado puede fomentar el desarrollo de la inteligencia artificial no solo mediante regulaciones o incentivos fiscales, sino también haciendo públicos los datos que maneja. Insisto, resguardando el anonimato de los pacientes.

Y aunque es probable que los primeros modelos sean básicos debido a la calidad o la falta de datos, la colaboración entre la industria y el sector salud conducirá a propuestas más concretas y soluciones efectivas. En este escenario, no ser testigos pasivos de la muerte de personas en espera de atención médica es un imperativo moral y un desafío tecnológico que debemos afrontar de inmediato.

 
El MercurioAlicia Hamilton