Cristóbal Huneeus Lagos: "La ideología te hace sentir que tienes la verdad"
Ilustración: Rodrigo Valdés
Economista y socio de Unholster/DecideChile.
—Es experto en data science, que combina estadística, informática y números. ¿La aplica en su vida personal, o para eso no sirve?
Por supuesto que sí. Cuando ando en bicicleta (el reloj inteligente mide el esfuerzo que hago) y para ir de mi casa al colegio de mis niños. La coordinación de mis cuatro hijos tiene que ser data driven.
—¿Cómo influyó su madre, Marta Lagos, dedicada hace medio siglo a las encuestas, en su pasión por los datos?
De mi madre aprendí lo fascinante que puede ser entender la opinión pública. Nos cuesta hacer las preguntas incómodas que van a generar polémica, pero que son necesarias para entender el Chile actual.
—Las encuestas se equivocaron con la explosión Parisi. ¿Cómo lo veía antes de la primera vuelta y cómo lo ve hoy?
Parisi me sorprendió. Mirando los datos, supo interpretar al joven que votó obligado, rechaza al Gobierno y vive en comunas populares. Fue audaz: comprendió que en Chile emergió un votante sin tribu. El PDG, para que tenga futuro, tiene que tener líderes que quieran cambiar el país. Parisi solo no puede.
—Es militante democratacristiano. ¿Comparte que su partido va en declive? ¿Qué se le ocurre para levantarlo?
Claramente el partido está en declive. Para levantarlo se requiere una nueva generación que quiera cambiar al país y piense que el mejor lugar para hacer eso es a través de la DC. Pero esos nuevos liderazgos, al menos en Chile, prefieren crear algo nuevo, sin historia.
—Asesoró a la Mesa Técnica de la Reforma Previsional. ¿Qué le faltó, a sus ojos?
Nos faltó tiempo para conversar más y ponernos de acuerdo en más cosas, y así ayudar a que la reforma fuera aún mejor. Nos faltó tiempo para poder explicar nuestro trabajo de mejor forma. Aprendí que nos falta conversar entre gente que piensa diferente y ponernos en el lugar del otro. Mal que mal, el país es de todos.
—Es ingeniero civil de la Chile y doctor en Economía de Stanford. ¿Qué lo marcó de esa universidad estadounidense? ¿Qué aprendió y qué quisiera olvidar?
Aprendí de economía y de econometría, tanto de los profes como de mis compañeros. Descubrí la economía laboral y lo fascinante que es entender el mercado laboral. Tengo muy buenos recuerdos y fue un lujo poder estudiar allá.
—Se dice que su relación con los demás es intelectual y es bueno para los acuerdos. ¿Cuál ha sido la negociación más importante de su vida?
La que hago todos los días con mis hijos sobre la forma en que los estamos educando. Es una gran negociación en miles de episodios. Lo bonito es que cada hijo tiene su propio estilo y forma de negociar. A veces se comparten “argumentos” entre ellos. Lo hace más desafiante.
—Ha vivido en Alemania, Estados Unidos y Canadá. ¿Dónde fue más feliz y por qué? Tenía un futuro promisorio, ¿por qué volvió a Chile?
De Alemania echo de menos las navidades con nieve; de Canadá, la increíble infraestructura de sus parques, y de Estados Unidos, lo exigente que es todo. Lo noto más ahora cuando hacemos en Unholster proyectos de inteligencia artificial con clientes en USA. Fui muy feliz en esos países, pero son naciones desarrolladas. El desafío está acá, por eso volví a Chile.
—Su mujer es otorrinolaringóloga. ¿Cómo es compartir la casa y cuatro niños con un médico? ¿Hay reglas especiales?
Que muchas cosas se solucionan con un paracetamol… Tendemos a creer que todo síntoma hay que tratarlo, pero para muchos no es necesario. Fueron los médicos los que inventaron el placebo: te doy algo, pero no te doy nada y te mejoras igual. Es genial. Hay una regla especial, eso sí: cuando a mis hijos les duele algún hueso, en general me preguntan a mí, por todas las lesiones que tuve cuando chico.
—Cuando vivió en Canadá con su mujer, se hizo cargo de su hijo y la casa mientras ella hacía un fellowship de otorrino. Diga la verdad: ¿lo gozó o le cargó?
Fue increíble, me hice cargo de Diego, mi hijo mayor, y lo aproveché al máximo. Lo volvería a hacer de todas formas. Le abrió un universo de oportunidades a mi señora y, de paso, nos cambió la vida a todos nosotros. Uno puede llegar rápido si va solo, pero para llegar lejos se requiere ir en equipo. Lo de Canadá fue eso para nosotros.